miércoles, 5 de noviembre de 2008

NATURALEZA MUERTA


Las aguas suben turbias.


Seria una alegoría fácil decir que, para Jia Zhang Ke, todo se hunde en la China contemporánea, pero aunque fácil no por ello menos certera. En todo caso habría que empezar a desglosar un poco los términos acuñados e intentar evitar caer en la simplificación.
Empecemos por el “todo se hunde”: El “todo” podría ser entendido como una exageración si lo tomamos literalmente. Porque, lo que muestra en realidad Naturaleza muerta es la desaparición de 19 ciudades y 326 pueblos. Pueblos que quedaran bajo el peso de las aguas por la construcción de la represa de las Tres Gargantas. Naturaleza muerta es la mirada a la contradicción: si bien esta obra faraónica –considerada la represa más grande del mundo- abastecerá de energía eléctrica al gigantesco país oriental, no menos cierto es que para ello se demolerá hasta el último ladrillo donde hasta el momento viven sus habitantes. Aquí reside una de las ideas centrales de la película, la del “espacio”. Los habitantes son trasladados a “nuevos espacios urbanos” como si las personas fuéramos parte de un enorme rompecabezas acomodable sobre cualquier superficie. En este sentido la “espacialidad” es un termino clave en el cine de Jia porque desarrolla cinematográficamente la conflictiva relación de sus personajes con el medio que los contiene. El director entiende que al registrar este proceso de demolición de ciudades se está demoliendo la relación de los hombres con su medio natural, con la urbe que los ve nacer, con el lugar que eligen o les fue elegido para vivir y en donde establecen sus relaciones sociales y laborales. Ya no estar allí, no pertenecer, no poder establecer lazo con el espacio genera una idea de pérdida y de desamparo. El sujeto sin medio es un sujeto errante, a la deriva, perdido, que anda por el mundo en una condición fantasmagórica, es alma en pena que no encuentra medio físico que lo contenga.
Por eso ahora el “todo”, si tomamos esta idea, cobra sentido. No son solo las ciudades; es el pasado del hombre con respecto a su hábitat, es su condición de ser libre para poder elegir el lugar en el que vive, y son los fantasmas de sus relaciones los que se hunden.

La historia de Naturaleza muerta precisamente cuenta eso, la de un hombre que busca una familia que ya no es, a una hija que hace 16 años que no ve y que ya no esta. Paralelamente es también la historia de una mujer que busca a su pareja que la ha abandonado, de un amor que también ya es pasado, que se ha perdido y que el tiempo ha sepultado.
Solo queda esperar que el agua suba, que se finalice la obra, y que las presencias fantasmales se adueñen por completo del espacio divagando sin tiempo. Efectivizar el entierro, observarlo lentamente, como el mismo subir de las aguas.
El “todo se hunde”. ¿Sigue pareciendo una exageración?
Ahora, para seguir desmenuzando la frase, seria bueno mencionar la idea de: ¿Que es lo que entendemos por China Contemporánea? ¿Como la observa desde adentro Jia Zhang Ke? China es el objeto de estudio moral, social, económico, político y estético del cineasta. Lucido observador, coherente intelectual, riguroso artista que entiende que el crecimiento económico desmedido de su país, escondido detrás de la palabra “progreso”, es en realidad, un reacomodamiento fáctico y solo parcial, solo económico, de China en el mundo: el veloz traspaso de Republica comunista a superpotencia capitalista es perdiendo indefectiblemente la dignidad humana de sus habitantes.
Esto se evidencia ya desde la primera obra maestra del director, Pickpocket (1997); en Platform (2000), segundo opus, relataba ese mismo proceso desde su gestación cultural histórica, desde su pasado; en Placeres desconocidos (2002) donde el presente moderno explota rabiosamente en todas sus contradicciones y el desamparo resultante solo deja lugar al dolor de una juventud desconcertada frente a los nuevos “placeres” que vienen de Occidente. Y para salir del dolor lacerante no queda otra que la ironía fría resultante de la paradoja que se vuelve carne en los sujetos con esa apoteosis de la modernización excesiva y sus ridículas practicas que alcanzan en The World (2004) su punto culmine, parque de diversiones que lleva ese mismo nombre y esta ubicado en las afueras de Beijing (si, la Beijing olímpica). Como espectador, uno solo puede reírse de tamaña contradicción. Es la triste sonrisa que queda como catarsis luego de que toda perdida acontece.
Naturaleza muerta en el contexto de la filmografía del realizador, es resumen de todas sus obras anteriores, el cierre más acabado de todas sus tesis previas.

Además de funcionar como contracara perfecta a todo el cine previo que existía en su país antes, la llamada “Quinta generación” de cineastas chinos (con los “famosos” nombres de Zhang Yimou y Chen Kaige a la cabeza) que en la actualidad realizan sus obras cómodamente instalados bajo el ala oficialista, sin cuestionar nada, aceptando todo ese proceso de modernización haciendo vista gorda al drama humano.
Jia Zhang Ke en cambio es el abanderado de la “Sexta generación” (que incluye a otros realizadores importantes como Wang Xiaoshuai, Wang Bing, Lou Ye, Zhang Yan), la nueva y joven, la que mira la realidad con ojos críticos, la que no tiene apoyo oficial ni masivo, la que filma, muchas veces, en la clandestinidad absoluta, y cuyas voces contrarias al régimen suelen ser castigadas con la censura ideológica y con la prohibición de la exhibición comercial de sus filmes.
Pero también es la obra de un cineasta necesario que interpela la realidad desde los mismos márgenes que ella establece, desde los límites entre la realidad y la ficción.

Alejandro Cozza