domingo, 2 de septiembre de 2007

EL ULTIMATUM DE BOURNE


Por fin alguien hizo el film de acción perfecto!!!.
Después de ver Duro de matar 4, que me gusto, es buena, o es mucho mejor de lo que podríamos imaginar pero…. No podía dejar de pensar todo lo que mejor que hubiera sido si toda la acción que tiene no se demorara siguiendo un guión y una trama en sí, bastante ridícula. Como espectador me decía, que quería ver una Duro de matar con todas las de la ley, o sea, adrenalina al cien por cien, no un thriller pseudos-tecnológico mechado con escenas espectaculares. El trailer de Duro de matar prometía eso, acción pura sin parar, pero en eso, el film decepciona un poco y no confirma todo lo que el trailer promete (como es muy habitual por otra parte en el cine hollywoodense).
La acción paraba más de una vez para contar una historia con parsimonia y sin pulso, y eso restaba mucho a la narrativa de la película. Y pensaba, cuando alguien se animara a olvidarse del guión y la trama., o de última, que ese guión o trama no necesariamente significara parara el ritmo. Por suerte la respuesta a mis súplicas llegaron al poco tiempo de la mano de Jason Bourne. Si han escuchado o leído algunas criticas locales e internacionales ya sabrán que la tercera parte de este agente olvidadizo es una de las mejores películas de acción de los últimos años. Una obra maestra del genero. Sitio de honor que puede compartir solo con la Division Miami de Michael Mann, ambas son piezas insuperables. Bourne es puro ritmo, pura adrenalina, vértigo que el espectador siente a cada paso. No se detiene nunca, el guión es afiladísimo y hasta las palabras que se dicen van a mil, hasta los silencios van rápido. La trama y el interés no decae un solo segundo hasta el final y todo es una fiesta audiovisual increíble. Paul Greengrass que ya de por si había superado mucho con la segunda parte de la supremacía de Bourne a la primera que dirigió Doug Liman (acá en el rol de productor del film), y acá redobla, y hasta triplica la apuesta. El nervio, no es histeria y pose en él, el nervio es nervio y punto. Y pocos directores en el mundo se pueden dar el lujo de mover la cámara (o de llevarla en la steady cam como ocurre en gran parte del film, sino en todo) de la forma en que lo hace Greengrass. Desde ya, saco patente de autentico maestro.
El cine occidental lo necesitaba, Hollywood también. Creo que lo malo vendrá cuando todos quieran empezar a imitarlo y tengamos docenas de thrillers de acción con la cámara al hombro, uf, sera insoportable, pero eso ya no será responsabilidad del bueno de Greengrass. Quien después de Vuelo 93, esa gran película sobre el atentado a las torres gemelas, ya se insinuaba que era un maestro de la tensión cinematográfica (apareció un verdadero discípulo de Hitchcok en los EE.UU.). En El ultimátum de Bourne ha sabido combinar todo lo bueno que habíamos vista en su obra previa.
Así las escenas antológicas se suceden una tras otra sin respiro. Ya hay varias que quedaran en los anales de la historia del cine.
Ahora, no crean que por ser ritmo puro, Greengrass le escapa a la reflexión. Bourne es factible de múltiples lecturas con un complejo costado político e intelectual. Bourne es moderna y contemporánea como pocas. El cine de acción post 11/09 ya tiene su mayor emblema (perdón a Daniel Craig y a su excelente intento por aggiornar a Bond, pero pierde irremediablemente frente a Matt Damon).
Si bien el agente secreto se pasea por varias ciudades del mundo, al final el cierre de la historia se define no en un país oriental lejano, sino en la propia Nueva York. El enemigo esta adentro y viene a cazar a los hipócritas de saco y corbata que digitan lo que ocurre en el mundo sentado detrás de la pantalla de una computadora y apretando botones. Vean sino, la foto del brillante cartel promocional con Damon de espaldas y Nueva York delante, en su mira.
Que dicho sea de paso, los malos y los secundarios, están formidables en la película. Una colección de actores de reparto insuperables que van desde las magnificas Joan Allen y Julia Stiles, hasta los enemigos de Bourne, Jason Strathain y Albert Finney. Los pocos minutos que le depara la cámara de Greengras todos se lucen mostrando facetas complejas y acertadísimas. Hasta los breves cameos de Paddy Considine, Edgar Ramirez y Daniel Bruhl
Y Matt Damon, tan vilipendiado siempre y castigado saca chapa de héroe máximo del cine moderno y de mejor agente del cine post Irak .
Viva Bourne! Viva Damon! Viva Paul Greengrass!

1 comentario:

Unknown dijo...

Bueno, creo que con lo poco que dijimos el sábado, en un breve cruce de palabras sobre esto basto para ponernos de acuerdo con que Bourne es una película tremenda.

Creo que además, uno de los toques que le dan mayor valor a la película, viéndola desde adentro, digo, ya no hace falta de hablar de mensajes ni nada de eso, si no, metiéndose en los personajes, es que Damon esta en el borde de las caras lindas, el niño bonito con una sonrisa deslumbrante, y el cara de enojo a lo Hulk.

A lo que voy es que, si bien Damon ha hecho algunas películas donde el primer plano apunta a sus dientes, y con cara de ganador consigue todo, en esa película ves un carilinda, un poco demacrado, pero que no mueve un músculo. O sea, el personaje es el recreado perfectamente. Un tipo, común y corriente, que fue programado para hacer algo, por lo que la mayoría de las acciones (piñas, balas, patadas, muertes, etc.) las realiza inconcientemente, como si saliera automaticamente de ese Bourne que tiene adentro.

De las de Bond solo vi algunas (de las nuevas, prefiero a Connery). Especialmente las últimas me parecen pesadas, directamente no me gustan. Y parte de eso se debe, a mi entender, de que no cumplen con este patrón planteado anteriormente. O sea, cara linda, músculos, pero con toques refinados, y un ganador total. Desde que mata a alguien, hasta cuando mira fijamente a la cámara.

Arrogancia, mezclada con un superhombre sin superpoderes. O sea, para Bond es muy fácil ser imbatible. Pero Bourne es lo contrario y eso te da la posibilidad de soñar con ser ese agente, algo más tangible :)